domingo, 24 de abril de 2011

¡SOY DE LA COSTA CARIBE!

Este es el Caribe, el mismo de Gabriel García Márquez, ese que empezó a formarse hace unos siglos, cuando a estas tierras llegaron por primera vez unos europeos que quedaron maravillados con tanta riqueza natural y cultural, esos que nos robaron, pero que les damos gracias porque también nos regalaron algo de sus costumbres, gracias también por dejarnos a los fuertes africanos, a quienes les debemos ese camello que corre por nuestras venas.

Es el Caribe del que hablan muchos escritores, por ejemplo Sergio Ramírez no ve el Caribe como otra cosa que un concepto cultural, un concepto de una enorme variedad y un enorme poder, donde las fronteras son móviles, están donde está el mestizaje creativo que se multiplica tanto en islas como en tierra firme, afirmación que corrobora que este es como un rizoma que se desplaza en varias direcciones imprevistamente, como una corriente marítima de varios ramales, o tal vez como un huracán que puede empezar en las costas de África organizarse a la altura de St. Thomas, cruzar sobre puerto rico y la española, y tomar rumbo norte bordeando la florida y amenazando a nueva york como lo concibe Edouard Glissant.

Y es que el rizoma del que hablan Gilles Deleuze y Félix Guattari, es el rizoma que se parece a el Caribe, ya que este es como una base o raíz que da origen a múltiples ramas donde cualquier elemento de esta puede afectar o incidir en cualquier otro, como el Caribe formado por una variedad de territorios con una misma base, la cultura, esa cultura Caribe, producto del “encuentro y el desencuentro” de culturas como la nativa, africana, europea y asiática. O también podemos decir que el Caribe está organizado de forma fractal, puesto que son varias regiones que tienen propiedades similares, que aunque se encuentren lejos, estas no cambian lo esencial.

Está claro que el Caribe es un área cultural homogénea, no solo un área geográfica como creen los geógrafos, quienes cuando hablan del Caribe solo dicen que es una sección de América latina, que solo es Antillas mayores y menores, o se quedan en llamar solo Caribe a un conjunto de territorios insulares y continentales cuyas costas son bañadas por el mar Caribe, dejando por fuera algunos territorios que estuvieron marcados por dinámicas sociales, económicas y políticas que mantienen la esencia de lo Caribe, aunque no son bañados por este mar, como el salvador, Bahamas, Guayana, Surinam y Guayana francesa, lo anterior solo es el criterio que tienen los que no sienten el Caribe como una cultura única.

Ante esto podemos hablar de pertenencia, ya que así como se pertenece al Caribe, es decir se puede hacer parte de él, no se reconoce suficientemente su pertenencia, esto lo digo porque una gran parte de la población antillana no se considera caribeña en lo que toca a un sincero sentimiento de pertenecía.

son esas vicisitudes las que hacen que los caribeños a veces nos dispersemos, a veces nos sintamos menos que otros, teniendo tantas riquezas naturales, culturales y étnicas, que hacen que el Caribe, sea el Caribe; en vez de integrarnos para que unidos, sin importar ciertas diferencias formemos un bloque que nos permita afrontar exitosamente los retos que día a día nos nacen y así unidos apoyándonos los unos con los otros ganemos el respeto, valoración y distinción del resto de los países no solo de América sino del mundo, también la unión nos beneficiaria, dándonos más fuerza para exigir nuestros derechos en los foros internacionales, ya que no es mentira que la unión hace la fuerza.

Por último quiero confesar que la ciudad donde nací, crecí y vivo, no la cambio por nada, y me da tanta alegría cuando cientos de turistas se pasean por ella elogiándola, fotografiándola como una verdadera obra de arte, es hermoso ver el degrade del color de la gente de mi tierra, y no solo eso sino sentir la cálida sonrisa y no olvidar el brillo de los ojos de aquellos negros, mulatos o trigueños mirando el paisaje que nos rodea, las olas jugando en la playa.

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